Necesitamos un ministro empático en la Sala Constitucional de la Corte
Por Verónica Barrios
De las promesas y
palabras sin proyectos concretos ya estamos hartos los ciudadanos. Me
tocó ver a una madre pidiendo respuestas a una acción de inconstitucionalidad
en la que está implicada su hija. ¿Acaso es difícil resolver ese tipo de
acciones? Hace casi cuatro años que espera respuestas y su hija está en
Uruguay.
¿Es difícil ser empático
además de tener conocimientos del derecho? Escuchamos en las audiencias
públicas pocas propuestas con soluciones posibles. La palabra empatía debe
nacer de hechos y no palabras vacías que se las lleva el viento.
Pocos postulantes
hablaron de empatía hacia el ciudadano que va en busca de resolución a sus
causas. Pocos mostraron compasión además de recitar teorías del derecho que si
bien son buenos conocedores, pero del dicho al hecho hay un gran trecho.
No vivimos de palabras o
promesas, necesitamos como ciudadanos que ya no mendiguemos por justicia. Y que
el nuevo ministro de la máxima instancia judicial haga algo para que la
ciudadanía ya no tenga que encadenarse para pedir un derecho tan básico como es
que se den respuestas a sus solicitudes.
Ayer dieron a conocer el
informe de acción de inconstitucionalidad caratulada "María Belén
Whittingslow Castañe en la causa caratulada Víctor David Oviedo y otros sobre
producción de documentos no auténticos", el expediente número 1803/19 que
se encuentra en la Sala Constitucional. En el mismo refiere que no está en
estado de sentencia y que se encuentra en plena tramitación de traslados y
notificaciones.
Tanto esperaron para
informar sobre esto a las partes incluso a la madre de Belén. No necesitamos un
ministro de la Sala Constitucional que permita que los ciudadanos mendiguen por
justicia, sino que sea empático además de tener conocimientos sobre el ámbito
del derecho que debe resolver.
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